Evelyn Sosa —la fotógrafa cubana que muchos admiramos— ha sido seleccionada como una de las doce artistas participantes en No Vacancy Miami Beach 2025, el programa jurado de arte contemporáneo que impulsa la Ciudad de Miami Beach en el contexto de Art Week.

Su inclusión en este certamen representa un aval institucional de peso. Significa que la ciudad, sus autoridades culturales y la Miami Beach Visitor and Convention Authority reconocen públicamente un trabajo ya consolidado en el sur de Florida. Su importancia, en mi opinión, es que este programa es una de las pocas plataformas donde —dentro de un ecosistema saturado de ferias comerciales— el criterio curatorial se impone sobre mercado.

No Vacancy nació en 2020 como iniciativa pública para impulsar a los artistas locales en un momento de inestabilidad global. Evolucionó en pocos años hacia un premio competitivo con un modelo que combina hotelería, producción artística y una presencia decisiva en el calendario de Miami Art Week. Ser seleccionado implica recibir un estipendio de producción, formar parte de un recorrido artístico propuesto por hoteles icónicos de la ciudad y ser evaluado por un jurado de curadores y profesionales de instituciones con el peso de PAMM, ICA Miami o MOAD. Razones que explican por qué numerosos artistas emergentes y de media carrera consideran este reconocimiento un punto de inflexión en sus trayectorias.

En este contexto, el proyecto de Sosa —No Place Is Far Away, presentado en el Nautilus Sonesta Miami Beach— adquiere un sentido estratégico. Su obra, centrada en la intimidad, la identidad y la memoria de la diáspora cubana, encuentra en este programa un enclave donde será confrontadas por una comunidad curatorial que cada año desembarca en Miami para estudiar nuevas voces. Ser seleccionada es ya un certificado de pertinencia que la traslada al siguiente nivel, a una conversación mucho más universal y selecta sobre el desplazamiento —en tanto experiencia migratoria— y su representación.

Si no ocurre un cataclismo natural, esta experiencia le otorgará a Evelyn Sosa la visibilidad mediática que hace muchos años merece. Acorta su recorrido hasta proyectos curatoriales de nivel, adquisiciones más recurrentes por coleccionistas privados e institucionales y candidaturas sólidas a becas como el South Florida Cultural Consortium o residencias en Oolite Arts y el Bakehouse, si... estuviera en ellas interesadas.

No Vacancy aceleró en el pasado la carrera de varios artistas hacia espacios museológicos y ferias internacionales. El hecho de que la obra se exhiba en hoteles emblemáticos, convertidos temporalmente en cápsulas de experimentación, amplifica la circulación de imágenes en un Miami Beach que es otra cosa cuando es secuestrado por el arte.