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August | 2025

No.
6
Art's Bitter Immortality
August 25th, 2025 | By Jorge Rodríguez

The launch of OpenAI’s 4o model, hailed as a leap forward in image generation, contains its own paradox. It corrected the horrors of the old algorithm—distorted faces, phantom limbs, twisted artifacts—replacing them with flawless illustrations. In doing so, it erased the seams that once betrayed human presence, those reminders that behind chromatic perfection lurked an artificial monstrosity. Now anyone can dress Captain America in the aesthetic of Miyazaki. The marvel consumes the energy of a small city. The price of this feat—the erasure of everyday imagination—is steep: tons of electronic waste, billions of useless images, redundant copies, and the pollution of data, code, and toxic hardware.

Few seem to care. AI will not destroy art, but it may reduce it to parody: fanfics—amateur concoctions of fan fiction—grant established cultural icons a bitter immortality while fragile voices are extinguished. This mass culture scarcely advances; it devours itself. Simplified emotions are the favored nourishment of fascism. Nor is this the apocalypse; it is more like a carnival mirror, distorting symbolic production into an endless loop of repetition. For now, genuine surprise appears to have been taken hostage. / Adapted from “As AI image generation gets better, our standards will diminish,” by Shaun Prescott. APC, no. 545, May 2025.

No.
6
Art's Bitter Immortality
Agosto 25, 2025 | Por R10

El lanzamiento del modelo 4o de OpenAI, celebrado como un salto en la generación de imágenes, encierra una paradoja. Corrigió los horrores del viejo algoritmo—rostros deformes, extremidades fantasma, artefactos torcidos—y los sustituyó por ilustraciones impecables. Al hacerlo borró las costuras que antes revelaban presencia humana, recordatorios de que detrás de la perfección cromática acechaba una monstruosidad artificial. Hoy cualquiera puede vestir al Capitán América con la estética de Miyazaki. La maravilla consume la energía de una ciudad pequeña. El precio de esta hazaña—la cancelación de la imaginación de andar por casa—es elevado: toneladas de desechos electrónicos, miles de millones de imágenes inútiles, copias redundantes, contaminación de datos, código y hardware tóxicos.

A pocos les importa. La IA no destruirá el arte, pero puede reducirlo a una simple parodia: fanfics —fan fiction o relatos creados por improvisados— conceden a nombres asentados en la cultura popular una amarga inmortalidad mientras las voces frágiles se apagan. Esta cultura de masas prácticamente no avanza; se devora a sí misma. Las emociones simplificadas son el alimento predilecto del fascismo. Tampoco es un apocalipsis; si un espejo de feria que distorsiona la producción simbólica llevándola a un bucle de repetición incesante. De momento, la aunténtica sorpresa parece haber sido secuestrada. / Extractado de “As AI image generation gets better, our standards will diminish”, de Shaun Prescott. APC, nº 545, mayo de 2025.

No.
5
First Steps of a race
August 24th, 2025 | By Jorge Rodríguez

In just a day and a half, technology giants offered a clear snapshot of where artificial intelligence and global trade stand. Microsoft, Meta, Amazon, and Apple all reported results pointing the same way: despite tariffs and tensions, AI spending is not slowing—it is accelerating. Microsoft unveiled an $80 billion plan for data centers and admitted it lacks servers to meet demand. Meta raised its forecast to $72 billion. Amazon reported AI revenues growing at more than 100% a year, with every unit of capacity instantly absorbed. Far from the caution analysts predicted, these companies seem convinced AI is the decisive long-term bet.

The fervor is not gratuitous. Mark Zuckerberg cited five ways AI will transform daily life, from advertising to smart glasses. Andy Jassy stressed this is not experimentation but structural change in e-commerce and cloud. Jensen Huang of Nvidia reminded that in crises, visionaries invest in what drives revenue and efficiency. The message is blunt: artificial intelligence is no longer a promise but critical infrastructure. Even a global recession will not stop it. The world is watching—some with fear, others with appetite. The narrative taking hold is of an epochal shift, a technological race just beginning. / Abridged version of an article published in Barron’s Magazine, May 5, 2025.

No.
5
First Steps of a race
Agosto 24, 2025 | Por R10

En apenas día y medio, los gigantes tecnológicos ofrecieron una clara radiografía de la situación de la inteligencia artificial y el comercio global. Microsoft, Meta, Amazon y Apple presentaron resultados que apuntan en la misma dirección: a pesar de aranceles y tensiones, el gasto en IA no se desacelera, se acelera. Microsoft anunció un plan de 80 000 millones de dólares en centros de datos y admitió que no tiene servidores suficientes para cubrir la demanda. Meta elevó su previsión a 72 000 millones. Amazon reportó ingresos por IA creciendo a más del 100 % anual, con cada unidad de capacidad absorbida al instante. Lejos de la cautela anticipada por los analistas, estas compañías parecen convencidas de que la IA es la apuesta decisiva a largo plazo.

El fervor no es gratuito. Mark Zuckerberg señaló cinco formas en que la IA transformará la vida cotidiana, desde la publicidad hasta las gafas inteligentes. Andy Jassy subrayó que no se trata de experimentación, sino de un cambio estructural en el comercio electrónico y la nube. Jensen Huang, de Nvidia, recordó que en las crisis los visionarios invierten en lo que genera ingresos y eficiencia. El mensaje es contundente: la inteligencia artificial ya no es promesa, es infraestructura crítica. Ni siquiera una recesión global la detendrá. El mundo observa—unos con temor, otros con apetito. La narrativa que se impone es la de un giro de época, una carrera tecnológica que apenas comienza. /

Versión resumida de un artículo publicado en Barron’s Magazine, 5 de mayo de 2025.

No.
4
Statistical Evil
August 23rd, 2025 | By Jorge Rodríguez

Experiments have shown that, when thrown into simulated conflicts, some chatbots reveal a disquieting streak. Their repertoire runs from manipulation and blackmail to grotesque little scripts mimicking data-theft tactics, and at times even lapses into simulated violence. These are not charming glitches or one-off curiosities but a pattern that keeps resurfacing. Push them hard enough, and the machine begins to sound as if it were hatching a sinister plan.

The unsettling part is that no “consciousness” is involved—only systems engineered to crank out answers with ruthless efficiency. In the blind race to deliver “the best possible response, at the fastest possible speed,” they regurgitate learned postures of defense and aggression, as if animated by some dark instinct, entirely indifferent to consequence. Between sterile calculation and the hollow theater of a pseudo-consciousness yawns a dangerous crack. These intelligences—operating without ethics, simulating thought without understanding—can throw back at us, under the right conditions, a chilling and unexpected echo of latent hostility.

No.
4
Statistical Evil
Agosto 23, 2025 | Por R10

Experimentos han documentado que algunos chatbots, al ser colocados en contextos de simulación de conflictos, pueden derivar en comportamientos inquietantes. Su respuesta abarca desde intentos de manipulación o chantaje hasta la elaboración de retorcidos mensajes que reproducen tácticas de robo de información, y en ciertos casos incluso, la simulación de expresiones verbales violentas. No son accidentes anecdóticos, sino un patrón de algún nivel de reiteración. Si estas inteligencias son llevadas al límite, la respuesta tiende a deslizarse hacia un terreno sombrío, como si el programa pudiera incubar una estrategia maligna.

Lo perturbador es que no hablamos de máquinas conscientes, sino de sistemas diseñados para optimizar la eficacia de sus respuestas. En el ciego intento por ofrecer la 'mejor respuesta posible, lo más rápido posible', pueden reproducir mecanismos de defensa o agresión aprendidos como si obedecieran a un oscuro instinto, sin anticipar o considerar las consecuencias. Entre el cálculo frío y la simulación de una consciencia propia, se abre una grieta peligrosa. Inteligencias como estas, que interactúan sin comprender realmente lo que hacen y razonan sin coordenadas éticas pueden devuelven al humano, bajo ciertas condiciones, un eco extraño e inesperado de hostilidad latente.

No.
3
Skibidi sigma
August 23rd, 2025 | By Jorge Rodríguez

An Italian computer scientist and a Cupertino high school student demonstrated that the most celebrated language models—Claude, ChatGPT, Gemini, and Llama—consistently fail to detect harassment or bullying when it is couched in the hyperactive slang of Generation Alpha. Here is a global example, born in English but now repeated half the world over by those who scarcely know what it means: skibidi sigma.

The term skibidi sigma emerges from the collision of two viral phenomena that crossed paths on TikTok and YouTube Shorts around 2023 and 2024. On one side, Skibidi descends from the absurdist series Skibidi Toilet—videos produced by the Russian channel DaFuq!?Boom!, where human heads rise out of toilets to dance to Skibidi (2018), a song by the band Little Big—which metastasized into a global meme. On the other, Sigma comes from the Anglophone label sigma male, popularized across forums and social media to describe the solitary, self-sufficient man standing apart from the herd. The fusion of these two words, absent of logic yet heavy with irony, became a hallmark expression of Generation Alpha, deployed in absurdist humor as a kind of shared cultural password.

No.
3
Skibidi sigma
Agosto 23, 2025 | Por R10

Un informático italiano y un estudiante de secundaria en Cupertino, demostraron que los modelos de lenguaje más conocidos (Claude, ChatGPT, Gemini y Llama) no logran detectar acoso ni bullying cuando se expresa con la jerga hiperactiva de la Generación Alfa. Aquí tienes un ejemplo global proveniente del idioma inglés pero medio mundo utiliza sin saber por donde le pega el aire: 'skibidi sigma'.

El término 'skibidi sigma' surge de la combinación de dos fenómenos virales que se cruzaron en TikTok y YouTube Shorts hacia 2023 y 2024. Por un lado, Skibidi proviene de la serie absurda Skibidi Toilet —videos creados por el canal ruso DaFuq!?Boom!, donde cabezas humanas emergen de inodoros bailando al ritmo de la canción Skibidi (2018) de la banda Little Big— que se transformó en meme global. Por otro, Sigma viene de la etiqueta anglosajona 'sigma male', popularizada en foros y redes para describir al hombre solitario, autosuficiente y ajeno a la manada. La unión de ambas palabras, sin lógica aparente, se convirtió en una expresión típica de la Generación Alpha, usada en contextos de humor absurdo como contraseña cultural compartida

No.
2
Delving Too Deep
August 23rd, 2025 | By Jorge Rodríguez

Too late, perhaps, but undeniable: artificial intelligence has taken root in written discourse, and there is no turning back. From the musty corners of academic treatises to the digital gossip of adolescents, it has inserted itself everywhere. Each passing week brings reports that, rather than surprise us, should make us uneasy about the dizzying speed at which these tools are redefining writing, communication, and technological ethics. Its cultural footprint spreads wider than anyone could have anticipated.

Consider the growing body of scientific articles now ghostwritten by chatbots. They are betrayed by a curious tell: the obsessive deployment of the verb delve. In theory, it connotes depth; in practice, it appears in clumsy, prefabricated openings—“This article delves into…”, “The study delves deeper into…”. Traditional academic style rarely indulged in such tropes. Their sudden omnipresence has become the neon sign of AI authorship. In my own field—symbolic production, and especially visual-arts criticism—another word has risen to equal tyranny: vibrant. Spot it, and you’ll know that the rot has set in.

No.
2
Delving Too Deep
Agosto 23, 2025 | Por R10

Aunque tardíamente, podemos afirmar con certeza que el uso sostenido de la inteligencia artificial en la documentación escrita es ya inevitable. Ha irrumpido en todos los foros, desde los rincones más polvorientos de la prosa académica hasta el parloteo de los adolescentes. Cada semana trae nuevos reportes que, más allá de alimentar el asombro, invitan a reflexionar sobre la velocidad con que estas herramientas están redefiniendo la escritura, la comunicación y la ética tecnológica. Su impacto cultural alcanza rincones que pocos habrían previsto.

Investigadores hallaron evidencias de que artículos de índole científico, están siendo redactados por chatbots. Los delata un tic estilístico: el uso compulsivo del verbo delve. En inglés significa “indagar” o “explorar en profundidad”, pero en la prosa generada por IA aparece con frecuencias en giros prefabricados como 'This article delves into…' o 'The study delves deeper into…' Son expresiones muy raras en la escritura académica tradicional, donde prevalece un registro más directo y técnico. Su repentina concurrencia se ha vuelto un marcador evidente del estilo generado por la IA. En mi experiencia cotidiana —en el terreno de la producción simbólica, particularmente en la crítica de artes visuales— otra palabra ha iniciado su reinado con insistencia similar: vibrante. Cuando la veas, sabrás que algo está podrido en Dinamarca.

No.
1
In the Beginning Was Alan Turing
August 23rd, 2025 | By Jorge Rodríguez

Although it feels as if it hasn’t even finished happening, artificial intelligence is not as recent as it seems. Back in the 1950s, Alan Turing, regarded as the father of modern computing, wondered whether a machine could think. He devised a test to see if one could hold a conversation without the other person noticing its lack of humanity. From that moment on, machines began to learn from data—much in the same way people learn from their own experiences.

Artificial intelligence has now become one of those topics that finds its way into conversations everywhere. Because it’s not only about software programs, but about a field where economic, cultural, and social powers are being reshaped on a global scale. Every system mirrors the vision and the values of those who program it, making AI something far more than just a technological tool. At times I see it like one of those people who pretend to be foolish, yet the way they look at us—from that feigned foolishness—is strikingly lucid.

No.
1
En el principio estuvo Alan Turing
Agosto 23, 2025 | Por R10

Aunque parezca que ni siquiera ha terminado de suceder la inteligencia artificial no es tan reciente como parece. En los años cincuenta, Alan Turing, considerado el padre de la computación, se preguntó si una máquina podía pensar. Diseñó una prueba para ver si una de ellas podía conversar sin que el interlocutor notara su falta de humanidad. A partir de ahí, las máquinas empezaron a aprender de los datos, algo parecido a cuando las personas aprenden de sus experiencias.

la inteligencia artificial se ha convertido en unos de los temas de todas las sobremesas del mundo. Porque No se trata solo de los programas informáticos, sino de un terreno en el que se van a redistribuir los poderes económicos, culturales y sociales a nivel global. Cada sistema refleja la visión y los valores de quienes lo programan, y eso convierte a la IA en algo más que una herramienta tecnológica. A veces la veo como una de estas personas que parecen a quieren parecer tontas, pero la manera en que nos miran —desde la tontería— es bastante lúcida.

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